'Un masaje especial' (parte 2)
En la habitación de al lado, otro de los cuatro jóvenes tuvo la misma idea. Tocaron la puerta. Entra una masajista diferente. 'Quitese la ropa por favor' dice ella.
El joven hombre se desviste. Mientras lo hace, la masajista pasea por la habitación, probándose sus gafas, hurgando es su neceser.
'¿Puedo quedarme con la ropa interior?' pregunta.
La masajista se ríe y mueve un dedo. 'Quiteselo, por favor' dice ella.
La masajista no se molesta con la toalla. Ella le pone bocabajo y se pone a trabajar. La novia de este joven hombre fue masajista, y el sabe que hay ciertas regiones arriba y abajo en las que las manos no pueden tocar, para evitar avergonzar a sus clientes masculinos. Estos límites son pronto cruzados. En poco tiempo ella esta aporreando su culo desnudo. Cuando su mano roza ligeramente sus testículos, trata parar de reírse.
Pero ahora lo recuesta de espaldas. Ha tenido menos éxito en ocultar su excitación. Su mente está desesperadamente tratando que hacer o decir para salir de esa situación.
La masajista empieza en sus pies, pero no pasa mucho tiempo para que pase más arriba a sus piernas, cada vez más cerca, cada vez más extraño. Está insoportablemente consciente de que cierta parte de su cuerpo está enviando señales equivocadas.
'¿Le gusta?' dice ella
No responde
'¿Quiere un masaje especial?
Esa es su señal para saltar y ponerse su ropa interior. 'Estoy bien' dice, confundido y trabando las palabras. 'De verdad, estoy bien'
La masajista se puso de pie, y ahora está hurgando en sus cosas otra vez. Coge unas gafas de sol, ropa, protector solar. '¿Puedo tener esto? pregunta ella. '¿Puedo tener esto? ¿Me lo das?'
El dice que no. El le dice que tiene que irse, pero ella no quiere. Al final le pone un par de camisetas - regalos de las fans Indonesas - en las manos. Las revisa cuidadosamente, claramente sin intenciones de llevarse basura vieja, antes de irse y dejar al joven en paz.
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